Totalmente de acuerdo, muchas veces nos enfrascamos en este camino del "desarrollo personal" esperando cierto resultado de nuestra "transformación" cuando es la vida misma, si le ponemos la suficiente atención, la que nos da lecciones cada día y que en algún punto harán sentido. En lugar de preocuparnos tanto por lo que vamos a obtener, quizá debamos más apreciar el vivir mismo.
Ay, es que el tema del «desarrollo personal» me resulta malsano, la verdad: un compendio de ramplonerías, obviedades y mentiras para evitar mirar de frente a los problemas y vaciar de sentido el tejido social. Pero concuerdo con tu idea de apreciar la vida misma, que ya es fuente de aprendizajes por sí misma.
Excelente reflexión, me parece muy acertado, actualmente, parece que vivimos arrojados al futuro, como parte de la cultura, vas a ser esto o vas a lograr aquello o cuando tenga esto sere mas feliz, etc. Pero nunca nos ponemos a reflexionar sobre las decisiones que nos han traído aquí hasta el presente y tampoco reflexionamos sobre el aquel momento presente, como cuando aprendemos algo nuevo y simplemente lo vamos acumulando en el baúl de las cosas que nos van a servir alguna vez o en algún futuro.
Es que el conocimiento, desde mi punto de vista, es un fin en sí mismo. Al buscar incesantemente una utilidad, en ocasiones lo despojamos de sentido, pero el aprendizaje y el estudio pueden ser caminos sin destino concreto, si es que la fruición del saber no se puede considerar ya, por sí misma, como un objetivo deseable.
Cuando tuve muchos problemas en mi primer destino después de aprobar la oposición, una persona me dijo que en la vida o se gana o se aprende. Tengo mis dudas en cuanto a lo de "ganar", que es muy subjetivo y no se sabe nunca las cargas que trae, pero no en cuanto a lo segundo. Aprendemos hasta que la cabeza no nos da para más, porque es una necesidad psicológica y evolutiva: sin ese aprendizaje, nuestros antepasados no hubieran podido encender fuego o desarrollar la rueda. Y, sin él, nosotros no podemos aprender de los errores pasados: pero en dicho "aprender" siempre hay una "noción" de arrepentimiento.
Cuando uno aprende a sumar, a restar, a multiplicar o dividir y se equivoca, primero, tiene que ver en qué se ha equivocado y, luego aprender de ello para no equivocarse en el futuro, que es el arrepentimiento. Cuando te confiesas (me da igual que los demás no crean o no sean católicos practicantes), una de las "conditio sin qua non" para que la confesión sea válida es precisamente el arrepentimiento, la voluntad de no "pecar" más, por lo que incluso en ese caso, estamos en continua evolución y en un intento de hacer la mejor versión de nosotros mismos.
No creo que eso sea un "crimen", salvo que efectivamente se haya cometido un delito o una acción terrible (hay gente que no mata pero le falta poco). Simplemente no somos omniscientes ni omniconscientes: como decían los romanos, "errare humanum est".
PS: he unido dos cuentas y hay personas que no se han pasado a la cuenta en la que estoy ahora. Lo lamento pero Substack tiene algunos defectos de bulto y uno de ellos es la imposibilidad de cambiar el mail sin cambiar la newsletter y la imposibilidad de fusionar cuentas de forma automática... 🧐
Gracias por la aproximación, Mercedes. En efecto, también creo que el arrepentimiento es un elemento del proceso de aprendizaje. Y es ahí, precisamente, donde puede estar el problema del que hablo en el artículo: quedarse en el mero arrepentimiento, sin darse cuenta de que forma parte de una serie de hitos que nos llevan a evolucionar como personas, es malsano, ya que nos recreamos en el error (algo muy humano, también).
Como tú apuntas, el fallo es casi insoslayable en cualquier proceso de aprendizaje, diría que, en general, en la vida, de manera que cuanto antes lo asumamos como algo común, mejor nos irá.
Un saludo y muchas gracias por pasarte a comentar.
Me ha gustado mucho tu nota, y me quedo con la imposibilidad de controlar nuestras transformaciones. Nos pide un acto de humildad, de entender que no somos capaces de controlar casi nada. Y quizás haya mucha sabiduría detrás de eso. Gracias! 🪼
Pienso que sí, en efecto: llegar a lidiar (no digo controlar, que me resulta imposible) con nuestras incoherencias, con nuestras dudas, es un paso fundamental, a mi juicio, para tener una vida tranquila y esforzarse en mejorarla.
Me alegro de que te haya gustado. Un placer tenerte por aquí.
Estimado Emi. Hoy has impactado en la diana del cambio. Es algo que vengo unos días comentando en publicaciones de otros autores, donde siempre critico esa postura de mucha gente que dice o piensa insistentemente que «las personas no cambian». Yo soy de los que piensa que, como personas, estamos siempre en constante cambio. Pero tú, como siempre, le has dado un giro magistral a mis pensamientos.
Soy consciente, y lo he vivido en mis carnes, que el cambio, la evolución y transformación personal son procesos inevitables y necesarios, pero también dolorosos y a menudo imprevisibles. A veces para bien, a veces para mal. Pero son procesos de los que siempre SE APRENDE.
Agradezco profundamente tu reflexión, porque creo que tú añades algo más a mi ecuación, a lo que siempre he pensado y comparto contigo. Y es el papel del arrepentimiento en nuestra vida. Ilustras maravillosamente cómo nuestras decisiones pasadas moldean nuestro presente y cómo el enfrentarnos a esos recuerdos, a veces incómodos, puede ser una fuente de autoconocimiento.
Comparto tu visión de que la verdadera sabiduría radica en comprender y aprender de nuestras transformaciones pasadas, en lugar de obsesionarnos con un cambio idealizado.
Muchas gracias, como siempre, por tus palabras. Me alegra que compartas esa visión, porque, desde mi punto de vista, entender —y aceptar— la importancia del cambio dentro del proceso vital es fundamental para afrontar el arrepentimiento en todas sus facetas.
Se habla mucho de aprender de experiencias pasadas, de ser resilientes, pero tengo la sensación de que los fracasos se ocultan, son desdeñados en el fondo, porque lo cierto es que es duro arrostrar los errores. En este doble discurso siento algo pernicioso, que nos impele a actuar frente a la adversidad, pero que nos hace sentirnos avergonzados por los fallos.
El día a día nos «regala» (uso muy intencionadamente las comillas) muchos cambios y oportunidades de observación; por supuesto, no podemos estar pendientes en todo momento de ellas, pero comprender ese ciclo natural y continuo puede conllevar una cierta tranquilidad a la hora de vivir, creo yo.
Muchas gracias, Jaime, por aportar siempre una mirada inteligente sobre estos artículos. Es un placer tenerte como lector. Un abrazo.
Totalmente de acuerdo, muchas veces nos enfrascamos en este camino del "desarrollo personal" esperando cierto resultado de nuestra "transformación" cuando es la vida misma, si le ponemos la suficiente atención, la que nos da lecciones cada día y que en algún punto harán sentido. En lugar de preocuparnos tanto por lo que vamos a obtener, quizá debamos más apreciar el vivir mismo.
Ay, es que el tema del «desarrollo personal» me resulta malsano, la verdad: un compendio de ramplonerías, obviedades y mentiras para evitar mirar de frente a los problemas y vaciar de sentido el tejido social. Pero concuerdo con tu idea de apreciar la vida misma, que ya es fuente de aprendizajes por sí misma.
Un saludo.
Excelente reflexión, me parece muy acertado, actualmente, parece que vivimos arrojados al futuro, como parte de la cultura, vas a ser esto o vas a lograr aquello o cuando tenga esto sere mas feliz, etc. Pero nunca nos ponemos a reflexionar sobre las decisiones que nos han traído aquí hasta el presente y tampoco reflexionamos sobre el aquel momento presente, como cuando aprendemos algo nuevo y simplemente lo vamos acumulando en el baúl de las cosas que nos van a servir alguna vez o en algún futuro.
Es que el conocimiento, desde mi punto de vista, es un fin en sí mismo. Al buscar incesantemente una utilidad, en ocasiones lo despojamos de sentido, pero el aprendizaje y el estudio pueden ser caminos sin destino concreto, si es que la fruición del saber no se puede considerar ya, por sí misma, como un objetivo deseable.
Gracias, Miguel, por pasarte a comentar.
Cuando tuve muchos problemas en mi primer destino después de aprobar la oposición, una persona me dijo que en la vida o se gana o se aprende. Tengo mis dudas en cuanto a lo de "ganar", que es muy subjetivo y no se sabe nunca las cargas que trae, pero no en cuanto a lo segundo. Aprendemos hasta que la cabeza no nos da para más, porque es una necesidad psicológica y evolutiva: sin ese aprendizaje, nuestros antepasados no hubieran podido encender fuego o desarrollar la rueda. Y, sin él, nosotros no podemos aprender de los errores pasados: pero en dicho "aprender" siempre hay una "noción" de arrepentimiento.
Cuando uno aprende a sumar, a restar, a multiplicar o dividir y se equivoca, primero, tiene que ver en qué se ha equivocado y, luego aprender de ello para no equivocarse en el futuro, que es el arrepentimiento. Cuando te confiesas (me da igual que los demás no crean o no sean católicos practicantes), una de las "conditio sin qua non" para que la confesión sea válida es precisamente el arrepentimiento, la voluntad de no "pecar" más, por lo que incluso en ese caso, estamos en continua evolución y en un intento de hacer la mejor versión de nosotros mismos.
No creo que eso sea un "crimen", salvo que efectivamente se haya cometido un delito o una acción terrible (hay gente que no mata pero le falta poco). Simplemente no somos omniscientes ni omniconscientes: como decían los romanos, "errare humanum est".
PS: he unido dos cuentas y hay personas que no se han pasado a la cuenta en la que estoy ahora. Lo lamento pero Substack tiene algunos defectos de bulto y uno de ellos es la imposibilidad de cambiar el mail sin cambiar la newsletter y la imposibilidad de fusionar cuentas de forma automática... 🧐
Gracias por la aproximación, Mercedes. En efecto, también creo que el arrepentimiento es un elemento del proceso de aprendizaje. Y es ahí, precisamente, donde puede estar el problema del que hablo en el artículo: quedarse en el mero arrepentimiento, sin darse cuenta de que forma parte de una serie de hitos que nos llevan a evolucionar como personas, es malsano, ya que nos recreamos en el error (algo muy humano, también).
Como tú apuntas, el fallo es casi insoslayable en cualquier proceso de aprendizaje, diría que, en general, en la vida, de manera que cuanto antes lo asumamos como algo común, mejor nos irá.
Un saludo y muchas gracias por pasarte a comentar.
Exactamente, el arrepentimiento es sólo una fase, no el fin...
Gracias a ti por permitirnos reflexionar con tus escritos.
Saludos cordiales.
Me ha gustado mucho tu nota, y me quedo con la imposibilidad de controlar nuestras transformaciones. Nos pide un acto de humildad, de entender que no somos capaces de controlar casi nada. Y quizás haya mucha sabiduría detrás de eso. Gracias! 🪼
Pienso que sí, en efecto: llegar a lidiar (no digo controlar, que me resulta imposible) con nuestras incoherencias, con nuestras dudas, es un paso fundamental, a mi juicio, para tener una vida tranquila y esforzarse en mejorarla.
Me alegro de que te haya gustado. Un placer tenerte por aquí.
Me ha encantado
Muchísimas gracias, Susana.
Estimado Emi. Hoy has impactado en la diana del cambio. Es algo que vengo unos días comentando en publicaciones de otros autores, donde siempre critico esa postura de mucha gente que dice o piensa insistentemente que «las personas no cambian». Yo soy de los que piensa que, como personas, estamos siempre en constante cambio. Pero tú, como siempre, le has dado un giro magistral a mis pensamientos.
Soy consciente, y lo he vivido en mis carnes, que el cambio, la evolución y transformación personal son procesos inevitables y necesarios, pero también dolorosos y a menudo imprevisibles. A veces para bien, a veces para mal. Pero son procesos de los que siempre SE APRENDE.
Agradezco profundamente tu reflexión, porque creo que tú añades algo más a mi ecuación, a lo que siempre he pensado y comparto contigo. Y es el papel del arrepentimiento en nuestra vida. Ilustras maravillosamente cómo nuestras decisiones pasadas moldean nuestro presente y cómo el enfrentarnos a esos recuerdos, a veces incómodos, puede ser una fuente de autoconocimiento.
Comparto tu visión de que la verdadera sabiduría radica en comprender y aprender de nuestras transformaciones pasadas, en lugar de obsesionarnos con un cambio idealizado.
Genial como siempre Emi.
Gracias por estar. ❤️
Muchas gracias, como siempre, por tus palabras. Me alegra que compartas esa visión, porque, desde mi punto de vista, entender —y aceptar— la importancia del cambio dentro del proceso vital es fundamental para afrontar el arrepentimiento en todas sus facetas.
Se habla mucho de aprender de experiencias pasadas, de ser resilientes, pero tengo la sensación de que los fracasos se ocultan, son desdeñados en el fondo, porque lo cierto es que es duro arrostrar los errores. En este doble discurso siento algo pernicioso, que nos impele a actuar frente a la adversidad, pero que nos hace sentirnos avergonzados por los fallos.
El día a día nos «regala» (uso muy intencionadamente las comillas) muchos cambios y oportunidades de observación; por supuesto, no podemos estar pendientes en todo momento de ellas, pero comprender ese ciclo natural y continuo puede conllevar una cierta tranquilidad a la hora de vivir, creo yo.
Muchas gracias, Jaime, por aportar siempre una mirada inteligente sobre estos artículos. Es un placer tenerte como lector. Un abrazo.