15 Comentarios
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Avatar de Ángel O.H.

Gran post Emi. Las dudas generativas de preguntas para uno mismo, que nos llevan a buscar respuestas, con el firme propósito a seguir viviendo para seguir buscando en un círculo que se retroalimenta; el ser racional y sus ganas de seguir presente para sí mismo y para el resto. Una buena forma de tener un propósito de vida: resolver nuestras propias preguntas en un camino interior de cuitas.

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Avatar de Emi

En efecto. Ángel. También creo que la busqueda de respuestas es importante, pero aún más lo es el hacerse preguntas. Con razón dicen que es mejor una pregunta bien formulada que una respuesta banal, así que ese camino es una buena fuente de sabiduría.

Gracias por pasarte a comentar. Un saludo.

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Avatar de Amaya Villanueva

Qué buenas reflexiones Emi! Yo suelo distinguir entre los problemas gordos que nos aturden y nos dejan fuera de juego una temporada (duelos, enfermedades, crisis laborales o familiares) y otros problemas que también son dolorosos pero -como dice Kuppers- son más bien “cuestiones a resolver” pero eso sí, resolverlas y coger el toro por los cuernos antes de que la circunstancia se convierta realmente te en un problema de los gordos…

Gracias por compartir tu visión

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Avatar de Emi

Es una buena distinción. No obstante, y por ponerme tiquismiquis, lo cierto es que esos segundos ni siquiera los encuadraría como problemas tal cual, ya que, como apuntas, son cuestiones que se pueden solventar con relativa facilidad, mientras que pienso que los problemas son, casi por definición, irresolubles (al menos de una forma «activa»).

En todo caso, siempre es útil establecer esa diferencia para no caer en la tentación de elevar al grado de problema algo que, en puridad, es bastante inocuo.

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Avatar de Amaya Villanueva

Eso es!

Más que nada porque realmente los segundos no serían ni siquiera problemas! Pero muchas personas (las tipo mosca 😂) a cualquier cosa le llaman problema 😅

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Avatar de Marta y Andreu

"Lo que está en el camino es el camino", y "La única diferencia entre un obstáculo y un escalón es tu actitud hacia él". Es decir, la vida está llena de dolor, incomodidad, incertidumbre... pero ¿y si pudiéramos transformar ese dolor en algo útil para nosotros, en algo transformador? No decimos que necesariamente las cosas "pasan por algo", como enseñanzas dirigidas especialmente a nosotros (aunque creemos que a veces sí es así), pero sí que podemos tomarlas como oportunidades para conocernos mejor, para avanzar, para construir resiliencia. Nos viene a la mente Viktor Frankl y "El hombre en busca de sentido". Y también el lama Rinchen con su slogan "Pase lo que pase, tú tienes que ganar", que viene a decir que cualesquiera que sea la situación, puedes utilizarla para tu crecimiento personal o espiritual (de hecho, las situaciones más incómodas pueden ser también las más provechosas). Es muy difícil en los peores momentos recordar que la elección está ahí, pero lo está.

Dicho esto, no creemos que el dolor sea una enseñanza. El dolor es el dolor, es una parte inherente de la vida y necesaria para que se dé la otra cara, el goce. Pero a veces, cuando podemos soportar el dolor con entereza, puede ser un poderoso catalizador. Quizá el más poderoso que hay.

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Avatar de Emi

Sí, básicamente es lo que pretendía expresar con el texto de esta semana, en efecto. Creo que hay voces «autoayudescas» que pretenden transformar el dolor en un trampolín, en un elemento enriquecedor, cuando el dolor, per se, es solo dolor, furia, desasosiego, tristeza e impotencia.

Otra cosa bien distinta es entender que todas las cosas que suceden en la vida pueden mostrarnos algo de nosotros mismos, y es posible que algunos dolores (solo algunos, no considero que puedan ser todos) nos ayuden a entender algo mejor por qué actuamos de ciertas maneras o por qué pensamos ciertas ideas.

En ese sentido, como bien decís, el dolor no es una enseñanza, pero sí un conducto. Muchas gracias por expresarlo de forma tan poética.

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Avatar de Amaya Villanueva

Muy de acuerdo de principio a fin!

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Avatar de Lara

Estuve hace ya años y tras un revés de esos intensos en un taller sobre estoicismo impartido por Quesada, que es maravillosa en persona, y me alegro mucho de haber visto esta filosofía y otras formas de llevar las preocupaciones y los problemas antes de que los "mercaderes" y los del "estoicismo incel" se hayan intentado apropiar de la forma en que solucionamos las cosas que nos friccionan. Yo creo que poco a poco nos vamos a ir alejando de lo de las tazas de Mr. Wonderful que sólo crea decepciones y desdichas, solo espero que no vayamos al otro extremo, que como sociedad tendemos a ello, ya sabes.

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Avatar de Elisa Díaz

“El dolor no es ningún regalo, pero pensar en los porqués es lo que nos hace avanzar. A pesar del esfuerzo”.

Así terminas tu publicación, Emi.

Quizá algunas personas nunca lleguen a entender que a través del dolor uno renace, se fortalece. Y quizá sea difícil de comprender que el dolor, de alguna manera, Si es un regalo. Es dura esa afirmación. Decirla en voz alta asusta. Pero llevar a cabo la transformación de uno mismo después del dolor, en mi opinión es un privilegio que pocos saben valorar. Seguramente todo es debido a que esa palabra siempre significa algo negativo y pocos entienden que sólo atravesando esa ruta podrás disfrutar de lo que se oculta detrás.

Gracias por tu publicación.

Siempre haces que me planteé las cosas de forma diferente.

Un abrazo.

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Avatar de Emi

Te agradezco mucho tus palabras y me alegro de que te haya gustado el artículo.

Me ha resultado difícil tratar el tema, porque no quiero caer en el error de hacer pensar que el dolor per se es «bueno», ya que constituye un tema mucho más complejo, como bien ha apuntado Calda en su comentario.

En todo caso, es cierto que hay que valorar el crecimiento que otorga la dificultad y el dolor, más allá de tropezar en las «soluciones» buenistas que tanto abundan últimamente.

Un abrazo.

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Avatar de Calda

Coincido con la reflexión general y aquello que criticas: es evidente que hay que operar en aquello que no anda cómo debiera o nos gustaría para modificar sus efectos, pues si no lo hacemos, los efectos seguirán ahí. La técnica del avestruz no es muy recomendable.

También coincido con la utilidad del dolor, es más, creo que es de vital importancia observar qué nos agrada y desagrada para adecuarnos a cómo somos ahora; pero analizando la utilidad de nuestras preferencias y sabiendo que son susceptibles de cambio. No tiene sentido cambiar aquello que no hace mal, pero sí lo tiene cambiar lo qué hiere. Cambiar a un mayor bien puede ser recomendable, pero no cómo el burro que persigue zanahorias que degustará una vez muerto.

Finalmente, en los deberes morales, es evidente que uno debe asumir cierto dolor por el bien de otro.

No obstante, y por dar la tabarra un rato, me gustaría añadir que partes de un presupuesto que es discutible. Asumes el concepto de problema como algo dado "ahí fuera", real y definido, pero: ¿a qué aplicamos esa noción?

Si la aplicamos a un impedimento técnico para alcanzar un fin o desarrollar una actividad, como un obstáculo que nos impide avanzar o la necesidad de enyesar un brazo roto, me parece bien y obvio.

Me parece que aplicas la misma noción a instrumental a otros aspectos de la vida, tales como la enfermedad de un ser querido, el no sentirse "realizado" (nunca le vi utilidad al concepto) o, más en general, no poder satisfacer algunos deseos.

Entonces, problema es sólo aquello que impide la realización de cierta finalidad. La cuestión siguiente es obvia: ¿qué finalidades deberían preocuparnos?

Porqué, en función del fin, habrá problema; y sin el fin, habrá un mero suceso más (del cuál, en la mayoría de ocasiones, no nos daremos ni cuenta). Que cada cuál juzgue sus fines, pero me atrevo a sugerir una doble distinción para evaluar las cosas: necesidades/deseos y carencias/beneficios. Quizás se entienda mejor si añadimos una tercera distinción que entronca con tu artículo sobre el perfeccionamiento: en acto y en potencia.

La vida tiene muy pocos problemas; o mejor, la vida puede (y debería) tener muy pocos problemas. Visto así, tirarse los "problemas" a la espalda es un sabio consejo, siempre y cuando se añada que lo es porqué no son problemas y que tal juicio debe realizarse con cabeza. Tus artículos semanales y las reflexiones que suscitan hacen mejores los viernes; espero que su ausencia no se convierta en un "problema" para mí.

Saludos,

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Avatar de Emi

Me has dado mucho que pensar con esa distinción entre los problemas «externos» e «internos» (por simplificar). Lo cierto es que escribí el artículo centrándome en aspectos más ajenos a nosotros, a elementos que nos vienen dados, impuestos o sobrevenidos. Sin embargo, tu diferenciación resulta muy pertinente, porque es verdad que la forma en que evaluamos los supuestos problemas puede darnos la pauta sobre cómo afrontarlos (en caso, como bien apuntas, de que sean verdaderamente problemas, y no invenciones o constructos artificialmente armados por nosotros).

Me apunto esta cuestión, porque estoy convencido de que puede dar para otro (u otros) artículos y es una idea que merece la pena desarrollar. No sé si una posible ausencia (espero que no se produzca, al menos no próximamente) de esta newsletter te supondrá un problema, pero te aseguro que tus comentarios a los textos son todo lo contrario para mí. Mil gracias por aportar siempre interesantes puntos de vista. Un saludo.

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Avatar de Cuca Casado

Me hiciste recordar lo que Dante dijo sobre el dolor:

"Quien sabe de dolor todo lo sabe".

Gracias por compartir tu desazón con la cursilería del "si quieres puedes" que está instalada en la sociedad de estos tiempos. Gracias por hacerme recordar que es vital transitar los escollos de la vida, así como aceptar que nos atraviesa la misma.

Abrazos.

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Avatar de Emi

A ti, Cuca, por traer una cita que, ciertamente, condensa a la perfección la idea del texto.

Pienso que dejar de lado la dureza de la vida solo nos trae más dolor, porque la existencia no es sino el equilibrio entre los buenos y los malos momentos. Sin caer en la trampa de ensalzar el sufrimiento per se, creo que hay que aceptar el aprendizaje que conllevan los escollos para tener vidas más plenas.

Un abrazo.

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