Bueno, ciertamente hay algo de eso. Agilulfo hace gala de una suerte de voluntad «natural», algo que le sobrepasa, y que también le dota de un aura de excelencia de la que carecen el resto de personajes. Quizá esa fuerza se puede asemejar con la voluntad de Schopenhauer, que se enraíza tanto con el ser humano en sí como con la propia naturaleza, como motor de todo.
Muchas gracias por apuntar en esa dirección, que abre vías de interpretación muy sugerentes.
Es inevitable, con esa clave de lectura que das, no pensar en Schopenhauer y su metafísica.
Bueno, ciertamente hay algo de eso. Agilulfo hace gala de una suerte de voluntad «natural», algo que le sobrepasa, y que también le dota de un aura de excelencia de la que carecen el resto de personajes. Quizá esa fuerza se puede asemejar con la voluntad de Schopenhauer, que se enraíza tanto con el ser humano en sí como con la propia naturaleza, como motor de todo.
Muchas gracias por apuntar en esa dirección, que abre vías de interpretación muy sugerentes.