Siempre he pensado que la forma con la que la sociedad trata a las personas introvertidas es bastante injusta. No de una forma explícita, todo el mundo dirá de viva voz que puedes ser como quieras, sino de una forma más sutil. Sin palabras directas pero con actos. Por ejemplo, si no aportas temas en una reunión o no te unes a menudo a las quedadas de un grupo de compañeros, estos se sienten con la potestad para dejar de invitarte. Pero la parte más incongruente viene cuando oyes a personas que son claramente extrovertidas decir que son introvertidas, supongo que les da un aire de intelectualidad o de misterio. Quieren llevarse el mérito del que sufre en silencio sin pagar el mismo peaje.
Es que creo que vivimos en una sociedad que premia la extroversión porque es individualista, de manera que aquel que se «expone», que «destaca», es el que finalmente tiene éxito (todo ello relativo, por supuesto).
Y estoy de acuerdo con la paradoja de que «parecer introvertido» tiene buena prensa. Quizá es la eterna pose del creador, del artista, de la persona interesante porque está un poco ausente. Eso siempre tiene mucho tirón, desde luego.
En mi concepción del mundo, establezco una importante diferencia entre ser sociable y ser introvertido / extrovertido. Lo primero habla sobre esa capacidad de rodearte de gente y establecer lazos sociales, más o menos firmes. Lo segundo tiene mucho que ver con la facilidad que se tiene para ser abrirse y expresar lo que se piensa o se siente, de un modo honesto.
Hay gente que va más allá y establece un tercer parámetro, a lo que muchas veces se refieren como "pila social". Es esa energía que tenemos todos para interacturar con otras personas y que, en el caso de algunos, se gasta rápidamente: se necesita tiempo para recargarse antes se volver a interactuar (todo esto con mil y un matices, claro).
Por encima de todo ello se puede establecer un manto, que sería lo que cada cual entiende por amistad, o cómo catalogamos los distintos tipos de relaciones sociales: tenemos palabras en común, pero muchas veces dudo que todos tengamos una definición semejante para esas palabras.
Con todo esto en la cabeza, cada vez que leo una reflexión al alguien sobre este tema no puedo sentir otra cosa que no sea una mezcla entre fascinación y sorpresa por entender lo distinto que es la experiencia vital para cada uno.
Gran reflexión, y perdón por la chapa. Me ha pillado esta lectura en el tren, con mucho tiempo por delante.
PS: yo me considero un tipo sociable, pero notablemente introvertido.. Excepto en las distancias cortas, con la gente que tengo una relación íntima y duradera, aunque no de forma constante. Curiosamente, en la perspectiva de muchos, esto se traduce como extroversión.
Sí, yo también me considero sociable y al mismo tiempo introvertida. Y desde luego reconozco lo de la pila social. Invierto mucha energía cuando estoy con gente (y lo disfruto, claro, aunque depende de la compañía), pero luego necesito mi tiempo de soledad para recargarme. Dicen que hay gente que es al revés, que necesita sociabilizar para recargarse. Es bonito que existan tantos humanos diferentes, hace la vida más interesante 🥰
En efecto. Lo curioso (y divertido y fascinante) es comprobar la diversidad de comportamientos y cómo, ante una misma situación, reaccionamos de formas tan diversas.
Gracias por el comentario, Miguel. Yo creo que, en efecto, hay una diferencia notable entre la sociabilidad y la extroversión; desde mi punto de vista, lo primero tiene que ver con las normas sociales, con la educación, con cierto «saber estar» en el mundo, mientras que lo segundo se relaciona más con un carácter, con la forma de ser.
Por eso es posible, como tú mismo afirmas, que alguien pueda ser sociable siendo introvertido, porque se puede evitar al máximo ciertas interacciones, pero siendo empático y cordial en todas ellas. Yo mismo me considero —muy— introvertido, pero he tenido que hablar en público o asistir a reuniones donde me he desenvuelto (espero) con afabilidad.
Lo que creo que es importante es distinguir entre las características que distinguen estas dos categorías, así como las que diferencian a los introvertidos y extrovertidos, porque así evitamos caer en malentendidos. En la newsletter pensaba, más bien, en la gente que difumina las fronteras entre «conectar» con otra persona y, simplemente, tener buena relación con ella. Pienso que las relaciones se malinterpretan, en muchos casos, por una suerte de pulsión social que parece obligarnos a ser tremendamente expansivos, amigables, como si los lazos que nos unen a las personas fueran simples de tender.
Muchas gracias a ti por dejar esta interesante reflexión. Un abrazo.
Totalmente de acuerdo, cada uno tenemos un mundo dentro, los matices y detalles que damos a cada relación y como aplicamos filtros o intentamos encajarlos en modelos autodefinidos o preestablecidos es un juego interminable e imponderable. Asomarnos a ese mundo tan peculiar de cada uno a mi también me causa asombro y curiosidad. Al final a veces damos por sentado que las cosas son solo como las vemos o vivimos y con que facilidad podríamos abrir los ojos a otras realidades que nos permitirían autoevaluarnos de otra manera.
Siempre he pensado que la forma con la que la sociedad trata a las personas introvertidas es bastante injusta. No de una forma explícita, todo el mundo dirá de viva voz que puedes ser como quieras, sino de una forma más sutil. Sin palabras directas pero con actos. Por ejemplo, si no aportas temas en una reunión o no te unes a menudo a las quedadas de un grupo de compañeros, estos se sienten con la potestad para dejar de invitarte. Pero la parte más incongruente viene cuando oyes a personas que son claramente extrovertidas decir que son introvertidas, supongo que les da un aire de intelectualidad o de misterio. Quieren llevarse el mérito del que sufre en silencio sin pagar el mismo peaje.
Es que creo que vivimos en una sociedad que premia la extroversión porque es individualista, de manera que aquel que se «expone», que «destaca», es el que finalmente tiene éxito (todo ello relativo, por supuesto).
Y estoy de acuerdo con la paradoja de que «parecer introvertido» tiene buena prensa. Quizá es la eterna pose del creador, del artista, de la persona interesante porque está un poco ausente. Eso siempre tiene mucho tirón, desde luego.
Gracias por comentar, Alex.
Muy oportuno el tema… astrologicamente las relaciones (todas) están bajo la lupa!
El introvertido observa más… y se nota en tu descripción! ☺️
En mi concepción del mundo, establezco una importante diferencia entre ser sociable y ser introvertido / extrovertido. Lo primero habla sobre esa capacidad de rodearte de gente y establecer lazos sociales, más o menos firmes. Lo segundo tiene mucho que ver con la facilidad que se tiene para ser abrirse y expresar lo que se piensa o se siente, de un modo honesto.
Hay gente que va más allá y establece un tercer parámetro, a lo que muchas veces se refieren como "pila social". Es esa energía que tenemos todos para interacturar con otras personas y que, en el caso de algunos, se gasta rápidamente: se necesita tiempo para recargarse antes se volver a interactuar (todo esto con mil y un matices, claro).
Por encima de todo ello se puede establecer un manto, que sería lo que cada cual entiende por amistad, o cómo catalogamos los distintos tipos de relaciones sociales: tenemos palabras en común, pero muchas veces dudo que todos tengamos una definición semejante para esas palabras.
Con todo esto en la cabeza, cada vez que leo una reflexión al alguien sobre este tema no puedo sentir otra cosa que no sea una mezcla entre fascinación y sorpresa por entender lo distinto que es la experiencia vital para cada uno.
Gran reflexión, y perdón por la chapa. Me ha pillado esta lectura en el tren, con mucho tiempo por delante.
PS: yo me considero un tipo sociable, pero notablemente introvertido.. Excepto en las distancias cortas, con la gente que tengo una relación íntima y duradera, aunque no de forma constante. Curiosamente, en la perspectiva de muchos, esto se traduce como extroversión.
Supongo que te sucede como a otras tantas personas introvertidas: somos sociables, pero no tanto sociales.
Sí, yo también me considero sociable y al mismo tiempo introvertida. Y desde luego reconozco lo de la pila social. Invierto mucha energía cuando estoy con gente (y lo disfruto, claro, aunque depende de la compañía), pero luego necesito mi tiempo de soledad para recargarme. Dicen que hay gente que es al revés, que necesita sociabilizar para recargarse. Es bonito que existan tantos humanos diferentes, hace la vida más interesante 🥰
En efecto. Lo curioso (y divertido y fascinante) es comprobar la diversidad de comportamientos y cómo, ante una misma situación, reaccionamos de formas tan diversas.
Gracias por el comentario, Miguel. Yo creo que, en efecto, hay una diferencia notable entre la sociabilidad y la extroversión; desde mi punto de vista, lo primero tiene que ver con las normas sociales, con la educación, con cierto «saber estar» en el mundo, mientras que lo segundo se relaciona más con un carácter, con la forma de ser.
Por eso es posible, como tú mismo afirmas, que alguien pueda ser sociable siendo introvertido, porque se puede evitar al máximo ciertas interacciones, pero siendo empático y cordial en todas ellas. Yo mismo me considero —muy— introvertido, pero he tenido que hablar en público o asistir a reuniones donde me he desenvuelto (espero) con afabilidad.
Lo que creo que es importante es distinguir entre las características que distinguen estas dos categorías, así como las que diferencian a los introvertidos y extrovertidos, porque así evitamos caer en malentendidos. En la newsletter pensaba, más bien, en la gente que difumina las fronteras entre «conectar» con otra persona y, simplemente, tener buena relación con ella. Pienso que las relaciones se malinterpretan, en muchos casos, por una suerte de pulsión social que parece obligarnos a ser tremendamente expansivos, amigables, como si los lazos que nos unen a las personas fueran simples de tender.
Muchas gracias a ti por dejar esta interesante reflexión. Un abrazo.
Totalmente de acuerdo, cada uno tenemos un mundo dentro, los matices y detalles que damos a cada relación y como aplicamos filtros o intentamos encajarlos en modelos autodefinidos o preestablecidos es un juego interminable e imponderable. Asomarnos a ese mundo tan peculiar de cada uno a mi también me causa asombro y curiosidad. Al final a veces damos por sentado que las cosas son solo como las vemos o vivimos y con que facilidad podríamos abrir los ojos a otras realidades que nos permitirían autoevaluarnos de otra manera.