No sé si depende tanto de dominar el lenguaje, como de conectar con lo auténtico que tiene cada uno, cultivar la visión única y la intuición, y escribir desde allí, creo más bien que el lenguaje no nos pertenece, que, conectados al Misterio, es desde allí que podemos transformar
Gracias por comentar, Maria. Me parece interesante esa idea de que el lenguaje no nos «pertenece» (hasta cierto punto, desde luego, es así), porque quizá, en ese caso, se torna aún más importante el aspirar a conocerlo lo mejor posible para conectar tanto con nosotros como con los demás y lo demás.
Siempre es un gusto leerte. Invitas a repensarse y eso es gratificante.
No sé si has leído La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia, de Enrique Díaz Álvarez. Un ensayo interesante sobre la la palabra y el testimonio, fuerzas incontenibles, que hacen temblar el silencio que permanece después de la violencia.
Para mi, el “problema” del lenguaje se mezcla también con el de la objetividad, donde la religión es uno de los tantos dominios. Porque, en general, lo que hacemos como sociedad es otorgar a determinadas personas el derecho a ser escuchadas y obedecidas. Así por ejemplo, es el psiquiatra quien decide quién es el loco, el médico quién es el enfermo, y el juez quién es el delincuente, pues ellos pueden (aparentemente) emitir juicios exentos de subjetividad. (Estoy llevando la idea al extremo, por supuesto, pero es para marcar mi punto: toda "realidad" es un acuerdo perceptual con los demás seres humanos. Y en ello ciertamente participa el lenguaje.)
Me has hecho pensar en que si la tradición cristiana construyó su noción de Dios bebiendo del carácter humano-personal pero también de la idea griega del Λόγος, como principio inherente a la realidad, si entiende que con su palabra ejecuta la creación del mundo, es porque en buena medida resulta bastante creíble para el ser humano entender que el mundo se rige por un logos, que no es un caos sino un cosmos, que el mundo lleva inserta una racionalidad que los hombres somos capaces de llegar a entre-leer, inte-ligir, de comprender, que se descubre en la regularidad de las leyes de ciencia, que le confiere un sentido a la totalidad de la existencia que necesita. Interesante. Gracias.
En efecto: la palabra es solo otra forma de intentar poner orden en un mundo caótico. Si ahora lo hacemos mediante tecnología o ciencia (entre otras cosas), hubo una época en que solo el lenguaje podía transmitir esa sensación de seguridad.
Gracias por resaltar ese punto, Javier. Un saludo.
No sé si depende tanto de dominar el lenguaje, como de conectar con lo auténtico que tiene cada uno, cultivar la visión única y la intuición, y escribir desde allí, creo más bien que el lenguaje no nos pertenece, que, conectados al Misterio, es desde allí que podemos transformar
Gracias por comentar, Maria. Me parece interesante esa idea de que el lenguaje no nos «pertenece» (hasta cierto punto, desde luego, es así), porque quizá, en ese caso, se torna aún más importante el aspirar a conocerlo lo mejor posible para conectar tanto con nosotros como con los demás y lo demás.
Siempre es un gusto leerte. Invitas a repensarse y eso es gratificante.
No sé si has leído La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia, de Enrique Díaz Álvarez. Un ensayo interesante sobre la la palabra y el testimonio, fuerzas incontenibles, que hacen temblar el silencio que permanece después de la violencia.
https://www.anagrama-ed.es/libro/argumentos/la-palabra-que-aparece/9788433964403/A_565
Como siempre, muy interesante Emi.
Para mi, el “problema” del lenguaje se mezcla también con el de la objetividad, donde la religión es uno de los tantos dominios. Porque, en general, lo que hacemos como sociedad es otorgar a determinadas personas el derecho a ser escuchadas y obedecidas. Así por ejemplo, es el psiquiatra quien decide quién es el loco, el médico quién es el enfermo, y el juez quién es el delincuente, pues ellos pueden (aparentemente) emitir juicios exentos de subjetividad. (Estoy llevando la idea al extremo, por supuesto, pero es para marcar mi punto: toda "realidad" es un acuerdo perceptual con los demás seres humanos. Y en ello ciertamente participa el lenguaje.)
https://pequen.substack.com/p/la-pregunta-por-la-objetividad
Me has hecho pensar en que si la tradición cristiana construyó su noción de Dios bebiendo del carácter humano-personal pero también de la idea griega del Λόγος, como principio inherente a la realidad, si entiende que con su palabra ejecuta la creación del mundo, es porque en buena medida resulta bastante creíble para el ser humano entender que el mundo se rige por un logos, que no es un caos sino un cosmos, que el mundo lleva inserta una racionalidad que los hombres somos capaces de llegar a entre-leer, inte-ligir, de comprender, que se descubre en la regularidad de las leyes de ciencia, que le confiere un sentido a la totalidad de la existencia que necesita. Interesante. Gracias.
En efecto: la palabra es solo otra forma de intentar poner orden en un mundo caótico. Si ahora lo hacemos mediante tecnología o ciencia (entre otras cosas), hubo una época en que solo el lenguaje podía transmitir esa sensación de seguridad.
Gracias por resaltar ese punto, Javier. Un saludo.
Pero la palabra sigue ahí larvada incluso hoy... no habría tecno-logía sin logos...
Nombrar lo desconocido reduce el miedo. Gracias ti.