Discusión sobre este post

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Avatar de Jaime Blanco

Hola Emi. Qué gran tema el de la felicidad...

Posiblemente Séneca, comenzaría diciendo que hoy nos venden un camino falso hacia la felicidad. En este primer cuarto del siglo 21, el concepto parece estar más cerca de lo material que de otra cosa; identificamos la felicidad con el bienestar personal, con la satisfacción de nuestros deseos, con la creación de riqueza y reconocimiento externo. ¿Será, como decía Séneca, que estamos equivocando el camino hacia la felicidad? Nos creemos casi dioses, pero el consumo nos deja insatisfechos; el dolor y la muerte nos asustan más que en época de Séneca; los miedos nos acosan día a día, y lo deseos nos desbordan...

El ser humano siempre quiere más. Esa es la base de su éxito y también de su condena. Estamos dotados de una inteligencia muy superior al del resto de los animales y eso nos infunde un deseo y una necesidad de reflexionar sobre nosotros mismos y de levantar nuestro propio edificio de la felicidad; porque ésta no nos viene de serie: la felicidad es un proceso de construcción personal, una conquista sobre nosotros mismos, «vincit qui se vincit» diría el pensador cordobés, vence quien se vence. Aspirar a ser feliz requiere inteligencia y autocontrol. Además, así lo creo, exige un «saber estar» ante el mundo y la sociedad y ante las relaciones que mantenemos con otras personas y entorno cercano. Esa era la idea central de Séneca acerca de la felicidad, y he de decir, para terminar, que no es algo fácil de conseguir dada la vorágine en la que estamos inmersos como sociedad, me temo.

Me ha encantado reflexionar contigo, una vez más, Emi.

Gracias por estar. 🤗

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Avatar de Javier Jurado

Yo recelo del concepto. Quizá porque me quede esa famosa frase de Bauman que decía algo así como que en el mundo actual toda idea de felicidad acaba en una tienda.

Y porque hay una lectura muy burguesa y acomodada de esa búsqueda de la felicidad. Muchos cristianos, por ejemplo, la hicieron suya, olvidando que el de Nazaret no les exhortó a ser felices, ni parece que la “buscara” para su propia vida, pues acabó en una cruz.

Me da en la nariz, con los años, que sucede como con Goodhart: si quieres conseguir la felicidad, no la busques.

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