Encontré la imagen en mitad de mi feed1 estos días de guerra e invasión. La metáfora es poderosa, contundente: los libros se agolpan en la ventana para evitar los destrozos provocados por la caída de las bombas rusas, en ese momento asaltando Kiev (Kyiv).
La pluma es más poderosa que la espada.
«Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos», dice la Biblia. Muchos otros autores, a lo largo del tiempo, han expresado esta idea bajo diferentes estilos y géneros, hasta dar con la afortunada expresión de Edward Bulwer-Lytton.
Más allá de la certeza de que unas cuantas resmas de papel no salvarían la vida del inquilino frente a una detonación (ojalá que sí), lo cierto es que la fotografía me hace pensar en el escudo que es la sabiduría frente a la ignorancia. En este caso no hay un enfrentamiento directo, sino una retirada pasiva, pero el concepto es igual de pertinente.
El conocimiento no te protege frente al dolor o la muerte, frente a la violencia o la burla; pero sí te hace fuerte, resiliente y, desde mi punto de vista, humano. La curiosidad es una cualidad que ha empujado a los hombres a superarse, a conquistar hitos imposibles y descubrir cosas inimaginables. Desde el «eureka» de Arquímedes hasta las misteriosas reglas que rigen los sistemas complejos, intuidas por el premio Nobel Giorgio Parisi, el ser humano se ha planteado preguntas que le han acicateado a buscar respuestas allí donde fuese.
Tal vez hoy día ese afán por saber ha dejado muy atrás al libro impreso, pero creo que el conocimiento sigue siendo intrínsecamente verbal. Puede que estudiemos un idioma con una app, practiquemos con un instrumento viendo vídeos en YouTube o comencemos a programar mediante un curso online, pero la base de todo ese aprendizaje es la palabra. Sí, incluso si quieres programar con Python.
La palabra fue, es y será la fuente del conocimiento. Y su máxima expresión han sido los libros.
Utilizo el pasado porque, guste o no, el conocimiento escrito está mutando y dando paso a toda una serie de recursos de aprendizaje que permiten acceder a las ideas. El libro no es ya, ni mucho menos, la única fuente del saber.
Sin embargo, se mantiene como una de las más accesibles, tanto por su precio como por la universalidad de las bibliotecas. El libro electrónico, además, ha facilitado ese acceso y posibilitado el leer a un nivel nunca soñado hace apenas dos décadas.
El conocimiento (siquiera parcial, pero, con todo, muy completo) está, pues, a un palmo de cualquiera de nosotros. El problema hoy día se deriva de la ignorancia elevada al grado de forma se ser. Como apunta David Cerdá en un estupendo artículo: «La dificultad, hoy, es otra: que cultivarte te importe2.»
Creo que esa ha sido la gran batalla desde que el homo sapiens se irguió: hacer valer la inteligencia, la ilustración, el saber, frente a la depravación de la estulticia. Enfrentarse a los bárbaros con la fuerza del conocimiento.
En un mundo en el que la inmediatez nos despoja de la posibilidad de reflexionar, nos hurta el tiempo para conocernos a solas y proscribe el pensamiento elaborado, el saber profundo es más imprescindible que nunca. Puede que tú no necesites tapiar tus ventanas con libros para intentar evitar la onda expansiva de una bomba, pero seguro que, si te paras a pensarlo, deberías buscar una salvaguarda frente a la insulsez de las redes sociales, de las conversaciones de mesa camilla de algunos conocidos o de las «opiniones» de sedicentes profesionales. Todos necesitamos un escudo que nos proteja de la barbarie; incluso si el término «bárbaro» tiene hoy más que ver con la ignorancia llevada a gala que con un tipo barbudo y embadurnado de tinte de isatide3.
Acercarse al conocimiento es más sencillo que nunca. No nos quedan excusas para permitir que unas bombas metafóricas revienten nuestro hogar sin oponer la resistencia del saber.
Frente a la barbarie, inteligencia.
Para auto(des)conocerse
📖 Precisamente para despertar el amor por el conocimiento, el afán por la curiosidad, pocos libros tan interesantes como los relatos de Jorge Luis Borges, polímata (literario) donde los haya. Esta edición de los cuentos completos es recomendable para adentrarse en su universo.
Disidentia. «Ser culto en el siglo XXI». https://disidentia.com/ser-culto-en-el-siglo-xxi/
Planta de la que se puede extraer tinte azul para utilizarlo como pintura corporal.